La danza cuenta.
Cuenta porque está viva, porque está presente, porque nos mantiene alerta en movimiento, en la acción, conectados.
La danza cuesta.
Unas veces más otras veces viene sola, casi sin ser buscada, ni llamada, como una respuesta en tanto desconcierto.
La danza en cuestas.
A veces hacia arriba y otras sin freno, en descenso abandonada a su suerte, pero como reconectora y recuperadora que es siempre consigue volver a subir, como si el impulso de bajada le ayudara a elevarse nuevamente y más alto en cada intento.
Con la danza a cuestas.
Amándola, pero a veces pesada, como si tuviera que pagar una purga, como si me costara dejarla y siempre estuviera ahí a pesar de los pesares.
¿Será que no puedo dejarla? ¿o no puede dejarme ella a mi?
Contando la danza cuesta.
Medirla, examinarla, valorarla, contarla, con cuentas 12345678, sin ellas... a veces se escapa tanto de las palabras que cualquier intento de agarrarla puede parecer inútil, y sin saber cómo hablar de ella estoy bailando en mis palabras.
La danza de cuentas, la que cuesta, la que está en cuestas , la que cuenta. La danza siempre presente, no en mi, ni en ti, ni en nosotros... sino latiendo en el mundo que nos rodea, danzando su propia danza que a veces nos perdemos, pero otras nos atraviesa, nos penetra y nos hace bailar con ella y entonces ahí, por un corto espacio de tiempo, el bailarín desaparece y solo queda la danza.
Feliz día internacional de la danza
Irene García
Compañía La Quebrá
@cialaquebra