Como seres  humanos  contenidos en nuestros cuerpos, hacemos parte de un conjunto de elementos que, con su energía, generan y mantiene el ritmo de la vida y la existencia del mundo.  Y en nuestro cuerpo material  se  condensa la esencia  del universo:  movimiento-ritmo – materia (cuerpo), en el espacio-tiempo.   La danza conlleva todos estos elementos y abarca todas sus aplicaciones.  Por lo que está claro,  por lo menos para mí y nadie ni nada me va a hacer cambiar de idea,  que la danza es la  manifestación más evidente e integral que un ser humano pueda generar como representación del devenir de la vida y del universo,  la más natural,  la que  no requiere nada más que el propio cuerpo, movido por nuestro ser pensante, emotivo, perceptivo y receptivo. 

Es raro, hoy, un día como tantos otros que estamos pasando en confinamiento,  el cuerpo pide y no puede, al mismo tiempo se acostumbra y adormece.  El ser reflexivo  se exacerba. Total, que  escribo más que bailo.  Y mientras escribo esto, me están acompañando los aplausos rigurosos de las 8 de la tarde.  y rememoro el momento, la tensión y la expectativa del final de un  espectáculo, esos segundos en  suspenso en los que, reconozco, ansío, a veces temo  el arranque  del aplauso,  en ocasiones  tibio, en otras  generoso,  en  otras entusiasta, en otra dubitativo y en  alguna rara ocasión,  apoteósico.   Me encanta.  No es que me encante un aplauso tibio, no me deja indiferente. Pero, por encima de todo, he bailado, he sudado, he dado, he recibido,  he comunicado sin pensar racionalmente, he logrado  todo el atrevimiento y el empoderamiento que solo logro cuando bailo, cuando danzo.  

Y ahora,  confinada,   desde la ventana oigo esto aplausos  asomados,  tan especiales  y emotivos a la vez que tan fuera del contexto al que estoy acostumbrada.  Una sinfonía de palmas, ecos, sirenas,  bocinas, música y  canciones populares  generadas no desde una impresión sino  desde un sentimiento  colectivo de  generosidad, optimismo y resignación.

¿A qué me lleva esto (aunque suene primario)?     “inspiración para coreografía...”  En fin…

La danza me ha roto y me ha salvado, la danza me ha hundido y me ha hecho flotar. En el cuerpo, en los músculos,  en los huesos y en las articulaciones  me queda de ella el dolor y en  el  alma la gloria. 

¿Qué más se puede pedir?




Daniela Merlo
Larumbe Danza