La experiencia del confinamiento nos da la oportunidad de ver el espacio desde otro ángulo.

Y nosotros en ese espacio sonreímos.

Sonreímos a través de la búsqueda personal, inspirándonos de nuestros compañeros de profesión,

que luchan por nosotros, que luchan con nosotros, que luchan para TODOS nosotros.

En este nuevo espacio-tiempo practico la observación activa, y también las cosas simples, sus diferentes realidades,

como un caleidoscopio,

Juego con mi cuerpo y me dejo jugar con él, caprichoso, a través de estos muros de seda, transparentes y porosos.

Escapo al control y libero el cuerpo, danzando la esperanza.

La danza se suspende, respira y medita, mientras encuentra su raíz en el centro de este nuestro loco mundo.

Pienso en la conexión entre Danza y Naturaleza, su sinceridad y limpieza de espíritu, su imperfección perfecta o qué sé yo.

La impermanencia de mis danzas y las danzas de esta Naturaleza errante, me recuerdan que esto pasará de todos modos, y saldremos fortalecidos, y honrados, por esta oportunidad.

Ójala algún día todos los seres de este mundo se bailen, bailen la Naturaleza y se liberen. Mientras tanto ya bailo yo.


Imagination claims for its freedom,
anxious for transcending its corporeal appetites,
and whose advent,
only informed by the senses of the one
who keep it in captivity,
can be danced in itself, from itself, within itself.



Begoña Quiñones & Verónica Garzón