Subamos el telón



Gracias a la generosidad, solidaridad, creatividad y talento de millones de artistas en todo el mundo, éstos días de encierro son menos duros.

La reflexión compartida durante este tiempo inesperado. Las dudas que se acumulan. La incertidumbre de cara al futuro. La vulnerabilidad y fragilidad que nos inunda al sentir que se puede perder todo lo sembrado. La falta de empatía por parte de nuestros líderes políticos hacia nuestra profesión. Profesión que en la mayoría de los casos es vocacional y fruto de años de práctica y experiencia. Aquello a lo que nos hemos dedicado toda la vida, se tambalea y los cimientos de nuestro sector se adentran en arenas movedizas, provocando por momentos un bloqueo emocional.

A pesar de todo esto, nuestros cuerpos y mentes intentan no perder ni una pizca de su espíritu. Ese espíritu que da la danza. Personas guerreras, tenaces disciplinadas y constantes. Una capacidad de superación y adaptación inagotable a los cambios. Transformándonos y sacando nuestra mejor versión o reinventando una nueva. Explorando nuevos territorios y descubriendo que hay otras posibilidades.

Nos quieren hacer ver que no somos prioritarios, pero el día a día, nos da la mano y las artes se han convertido en lugares imprescindibles dentro de los hogares para salvarnos, para cuidarnos y para sentir, aunque sea a través de un ordenador, una Tablet o un teléfono, una pizca de emoción y belleza. 

Es un momento duro y a la vez emocionante. Desde nuestro lenguaje, Universal, en este tiempo cobra un significado tridimensional. Compartimos con bailarines, coreógrafos y creadores de todo el planeta nuestro conocimiento. Sin conocernos, sin tocarnos, sin hablar, solo desde el cuerpo, y a través de una pantalla, podemos decir tantas cosas y entendernos a la perfección. Esta oportunidad de conectar masivamente con diferentes Países y pueblos recónditos del Mundo, hacen de este tiempo un nuevo descubrimiento para el arte. Se han abierto nuevos canales y redes Internacionales. Desde nuestros salones, convertidos en salas de ensayo, compartimos pensamiento, corporeidad y creamos comunidad.

Ha quedado sobradamente expuesto estos días que necesitamos gratificación estética para sobrevivir a tanto sufrimiento, a tanto dolor y a tanta ignorancia.

El imaginario que abre el arte en nuestras mentes y corazones, son pequeñas píldoras que nos ayudan a volar y nos sosiegan entre duras noticias.

No solo debemos reivindicar unos apoyos económicos para nuestro sector sino también una necesidad humana de soñar.

Todo el conjunto de miembros de este sector, artistas, gestores, promotores, empresarios somos capaces de asumir un protocolo de medidas que nos ayuden a abrir el telón de nuevo, lo antes posible. La presencia en la escena, la presencia física en los territorios es imprescindible para el desarrollo de las personas y las sociedades y debemos reivindicar que se habiliten los espacios lo antes posible, con el mayor respeto y escuchando a los sanitarios por supuesto, pero sin perder nuestros lugares. Los lugares de todos. Los teatros, las plazas y las aulas.


PORQUE LA DANZA NOS HARÁ MÁS LIBRES.


Asun Noales
OtraDanza